He repostado abrazos y cariños
llenando ya de paso los depósitos
de esos buenos deseos y propósitos
que ayuden a borrar mis desaliños.
He hallado en la inocencia de los niños
el más milagroso de los apósitos
que además de ocultar los despropósitos
nos hace a los viejos barbilampiños.
He dibujado planes y fronteras
para avanzar lejos de los abismos
y oculto al volar de las carroñeras.
He escapado de fuegos y seismos
y esquivado brujas y curanderas
para entregarme solo a mis lirismos.
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