Cuando contemplo tu cama vacía,
a tus muñecos con mirada triste
y hasta a ese libro abierto que me insiste
en que escape de esta melancolía;
cuando suena inútil la melodía
con la que a menudo te dormiste
y vuela hueco el beso que no me diste
pero el eco repite todavía;
cuando tu ausencia se me hace insufrible
y ni tus fotos hacen que sonría
al pensar en tu ausencia tan terrible
no puedo menos que añorar tu alegría
y pensar que no parece posible
que me hayas faltado tan sólo un día.
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