Cuantos muertos van tristes a su tumba
con lágrimas cuajadas sin palabras,
con rencores que trepan como cabras
por la letra agitada de una rumba.
Cuantas veces se vuelve uno tarumba
buscando respuestas y abracadabras,
empeñado en disgresiones macabras
mientras vuela su cuerpo hacia ultratumba.
Y todo porque nunca lo dijimos,
y todo porque optamos por callarnos
y todo porque todo lo finjimos.
Y sólo volviendo ambos a mirarnos
y pensar mejor en lo que elegimos
podremos cuando menos no dañarnos
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