Podemos,
si lo deseas,
mantener un vínculo o quedarnos,
simplemente,
en la eterea categoría
de un encuentro.
Podemos,
si lo quieres,
mimar la semilla del azar
con gestos y palabras
o dejar que las raices se pudran
y se sequen las ramas
a falta y en ausencia
de recuerdos nuevos que nutran la memoria.
Podemos,
en resumen,
seguir alimentando nuestras vidas
o dejar que languidezcan
en el yermo jardín de las costumbres.
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