Tus silencios ya no angustian mis noches
ni provoca tu ausencia mis desvelos,
no arrastro ya mis pasos por los suelos
ni tampoco me importa que trasnoches.
Cuando vivo no pienso en tus reproches
ni eres ya objeto de mis desconsuelos.
Tus ojos son como gélidos hielos
en un glaciar plagado de fantoches.
Ya nunca espero tus explicaciones
ni confío en promesas incumplidas
como las que a menudo me propones
Me cansan estas historias fingidas
me agota esta ausencia de emociones.
No las veo dignas de nuestras vidas
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