se hace duro

Se hace duro volver
a las rutinas rutinarias
después de haber vivido
costumbres incendiarias
que se apagaron antes
de hacerse rutinarias.

Dejar el intercambio de suspiros
para volver
al monólogo de lamentos
se hace duro.

Dejar de dormir sueños
para vivir
con las mismas pesadillas
se hace duro.

Dejar de dejar de sentirse solo
para inventar de nuevo
amigos y cuentos
y buscar en si mismo el otro
se hace duro

Podemos

Podemos,
si lo deseas,
mantener un vínculo o quedarnos,
simplemente,
en la eterea categoría
de un encuentro.

Podemos,
si lo quieres,
mimar la semilla del azar
con gestos y palabras
o dejar que las raices se pudran
y se sequen las ramas
a falta y en ausencia
de recuerdos nuevos que nutran la memoria.

Podemos,
en resumen,
seguir alimentando nuestras vidas
o dejar que languidezcan
en el yermo jardín de las costumbres.